viernes, 23 de marzo de 2012

¿Qué es dirigir a un niño?

Guiar al niño sea de forma autoritaria o de forma sutil para enseñarle algo, indicarle algo, empujarlo o llevarlo en alguna dirección que no es la suya.

Dirigir supone que hay uno que sabe y uno que no sabe. El que está arriba tiene que enseñar al que está abajo.

   
Podemos dirigir para enseñar conocimientos como en la escuela. El profesor sabe lo que el alumno debe aprender y se lo enseña. Pero también podemos dirigir para enseñar a relacionarnos con el mundo. En este caso el que sabe explicará cuando algo es bonito, cuando algo es feo, cuando una actividad es interesante y cuando carece de interés, cuando algo es peligroso etc.
 También podrá guiar las emociones del otro: no llores, si no ha sido nada…
Pero,¿ por qué te enfadas ? Mira el pajarito como canta!

En este sentido dirigir es esperar que otro como dice Rebeca Wild vea el mundo con nuestras gafas y acepte nuestra manera de interpretarlo como si fuera la suya propia.

Dirigir y manipular van  de la mano.



¿qué problemas  y qué ventajas lleva dirigir a un niño?
 
Las ventajas son que fácilmente podemos lograr que los
niños sean obedientes, fáciles de conducir, aprendan de memoria,no nos contradigan…


Sin embargo por debajo se están dando relaciones de manipulación que tarde o temprano volverán hacia nosotros.

“Para el niño pequeño dirigirle significa manipularle. Ya de muy pequeño, el niño responde a nuestras manipulaciones sutiles de la misma manera (…)
Tanto el adulto como el niño prueban hasta que punto pueden empujar al otro, hasta que este comience a poner a prueba sus propias destrezas para manipular (…)
Cuando un niño es dirigido desde afuera sus procesos internos de toma de decisión son invalidados. Como consecuencia sus sistemas de control se trasladan hacia fuera. Entonces dependerá de gratificaciones para sentirse contento y para corregir sus errores requerirá reprimendas.
Además comienzan a sustituir sus propias intenciones por sus guías reemplazando su voluntad por una ajena. El niño percibe que los adultos ven y oyen las cosas antes que el, que debe confiar en su juicio y que es asunto de ellos prever los errores del pequeño…”Rebeca Wild.Ser para educar.

Por todo esto al dirigir estamos alejando a los niños de sí mismos y crece en ellos un sentimiento de insatisfacción.



¿Qué es no dirigir a un niño?

Aceptar que este niño es capaz de juzgar múltiples situaciones por sí mismo e interpretar la realidad bajo su propia mirada. También es aceptar sus deseos aunque no siempre puedan llevarse a cabo y sus emociones. Es confiar en su ser esencial porque sólo el mismo sabe realmente lo que necesita.

Al no dirigir permitimos el autodescubrimiento, es ahí donde dice Rogers que se dan los aprendizajes significativos y permitimos desarrollar su autonomía sensorial y motriz.
Así mismo permitimos que crezca dentro de la persona un sentimiento de confianza en uno mismo y aumentan las posibilidades de adquirir experiencias de “procesos autónomos de toma de decisiones”.

Al sentir que tienen voz, se sienten también escuchados y amados.

La no directividad solo puede darse en un marco de límites claros.